Perrier-Jouët Blanc de Blancs es un champagne vivo y espontáneo, marcado por francas notas cítricas y sabores florales. Un verdadero homenaje al Chardonnay, uva emblemática de Maison Perrier-Jouët que en este espumante se interpreta de una manera inédita.
Champagne-Perrier-Jouët
Con dos siglos de historia a sus espaldas, los champagnes de Perrier-Jouët se distinguen por una importante proporción de chardonnay procedente de las mejores laderas de la Côte des Blancs. Madurados en galerías cavadas directamente en la caliza, con un total de casi diez kilómetros de longitud, los de Perrier-Jouët son champagnes excepcionales, sutiles, seductores y con clase, reconocidos mundialmente por su atemporal elegancia floral. Los viñedos de la maison comprenden hasta 65 hectáreas que se han clasificado en un 99,2% como Grand Cru y que engloban cinco de los crus más importantes. El Chef de Caves degusta y prueba la cosecha de cada una de las parcelas por separado, identificando las más especiales para seguir consolidando el carácter elegante y floral que ha convertido en únicos los champagnes de Perrier-Jouët. Como guardián de estos conocimientos ancestrales, él se encarga de perpetuar tan preciado patrimonio, modelando y cincelando con la precisión de un artesano cada uno de los crus que participarán en el ensamblaje de sus creaciones. Desde aquel remoto 1811 en que Pierre-Nicolas-Marie Perrier y Adèle Jouët contrajeron matrimonio y fundaron la bodega, la célebre maison de Epernay ha evolucionado sin perder jamás la esencia de su estilo. A diferencia de lo sucedido en muchas otras grandes casas, la herencia en Perrier-Jouët ha sido bien administrada y la compañía se ha mantenido siempre entre las más prestigiosas y reconocidas de la Champagne.
Las vides son muy viejas y producen unas fantásticas uvas que permiten perpetuar el estilo delicado de la firma, muy especialmente las de la variedad chardonnay, con las que se elaboran excelsos vinos frutales, de cuerpo medio, caracterizados por un estilo amplio, sofisticado y ligeramente tostado. La historia de la Casa Perrier-Jouët está íntimamente vinculada con el Art Nouveau de la Belle Époque, testigo de lo cual es un frasco esmaltado con anémonas en arabescos, imaginado por el maestro vidriero Émile Gallé en 1902, a petición de la Casa y que unos decenios más tarde se convertiría en el emblema de la Casa, con el lanzamiento de la prestigiosa Cuvée Belle Époque. En 1990, esta bodega inauguró una mansión maravillosamente decorada por los artistas más prestigiosos del Art Nouveau (Majorelle, Gallé, Daum, Guimard, Lalique o Rodin), donde acoge a sus huéspedes con gran hospitalidad. La mansión cobija la primera colección privada de mobiliario y de orjetos de arte de la Belle Époque.